miércoles, 22 de julio de 2009

De una foto

[Octubre 2008]

No es porque es un día soleado, eso siempre me dio igual, sabés, sabés donde duermo. Acá al lado es siempre lo mismo, mientras deshace un pliegue de la sábana con el pie, lo dice. El sol, atravesando filosamente la ventana, o como mil manos bailando, abrazándose, delante de mis parpados. El agua arrastrándose, clamando, sobre la ventana, o haciendo el ruido de mil personas aplaudiendo en un teatro, las gotas. Me está tocando.
Pensé que estaba durmiendo, en las sabanas tensas, mientras giraba en la oscuridad. Pero estoy entrando al mar, esto es cierto.
Apenas estoy abriendo los ojos cuando los pies se hunden en la arena húmeda, un poco fría porque apenas amaneció hace un rato. Hay olor a sal, el sol es debil, brilla entre las piedras con esfuerzo. Pero falta solo; girar apenas el cuello a un costado, la piel se tensa, se tensa, el hombro esta seco, vibra apenas, se estremece si el viento le acaria la piel. Ni hace falta tocarlo, el sol lo hace, desde la premura, agita suavemente las hojas, el calor se curva suavemente.

[alguna vez, en la inmensidad:
Te llena lo pulmones, los cubre de aire, el pecho crece, renovado, te llena la garganta, te hace respirar. Respirar. Respirar. Vomitar aire. Ahora es cuando una distancia por más larga que sea se termina acá. No se pueden cerrar los ojos ante eso, el cielo está donde no se mire y sé]

Me está tocando.

[que las nubes hablan, susurran, se tocan, van deslizándose, están haciendo ruido en un silencio espumoso. Estoy acá y puedo ver todo ese ruido, siento que puedo]
Tocar

Apenas estoy entrando al mar y ya está tocando mis pies. El agua está tibia.
[van deslizándose]
Y ya siento que voy perdiendo partes secas de mí y voy perdiéndome y cada vez estoy más adentro
[escucho el silencio]
Y más adentro [más adentró]
Y parecía que seguía en la cama, que miraba con asco las gotas de lluvia que morían en la ventana, que no me quería levantar y yo estoy en la lluvia, yo soy, caminando en el mar, oyendo las olas, siendo las olas, ahogándome y salvándome a cada momento [momento] y el viento agitaba las hojas en otro lugar, la protesta del viento, mis manos con arena y sal y no es necesario ya mantenerse en pie, solo cuenta dejarse a.







es indecible, emociona lo impalpable que es. En este momento las palabras tienden, se van a acercando, cercando con indulgente maldad, timidamente a armar alguna forma débil, masas sin forma, alguna manera absolutamente enclenque, enferma desde el principio, que cubre de costra rugosa, incorrosible lo que se oía en ese momento. Quizá el ruido de agua, pastosa, ondulando bajo la espalda, castañeando, repiqueteando .Porque se ha puesto a llover y nadie puedo impedirlo- y yo impávida levanté el cuello y recibí de lleno todo esa agua del cielo a mi agua y fue un festival de ruidos acuáticos y mientras reía, la lluvia en mi boca y cuando abría los ojos,


el cielo y su ruido de viento que nadie cree, de llenar pulmones, ruido de ensanchar el pecho. Yo siento que este ruido es lo tangible, este ruido de cielo


[Es lo que puedo tocar]

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