jueves, 12 de junio de 2008

La nena de Mamá

[Noviembre 2006]

Estaba muerta.
Ya habíamos puesto en claro que no había nada más por hacer.
La mujer había sufrido quemaduras muy severas. Entre las sirenas de la ambulancia y los gritos de desesperación habíamos intentado salvarle la vida.
Pero el fuego le había ocasionado una intoxicación cercana a un envenenamiento y le había deformado la cara y el cuerpo al punto que era completamente irreconocible.
Indicios como la edad y una mancha de nacimiento habían ayudado a confirmar su identidad.
Entrada la noche, llegó su hija.
-
Empecé a buscar después de enterarme del accidente en el aeropuerto, había salido en los diarios y los noticieros. Había miles de heridos y centenares de muertos. Yo estaba segura de que mamá había tomado ese avión y fui a buscar en los hospitales.
Cuando la encontré, ya estaba sin vida.
Me habían conducido por varios pasillos hasta llegar a ella.
Yacía en una camilla, tapada completamente con una etiqueta en su muñeca que revelaba su identidad. Pareció que algunos datos que di sirvieron para determinar que ella era quien era, ya que me aseguraron que no era para nada recomendable que la viera.
Su rostro estaba "destruido" me aseguraron.
-
Ella pidió que la dejáramos un rato a solas con su madre. A mi no me parecía conveniente
Luego de insistir le permitimos entrar en la sala.
Lo primero que hizo fue destaparle la cara.
Su rostro estaba carbonizado y consumido por el fuego.
Habíamos tenido la gentileza de cerrar sus ojos, pero su boca estaba entreabierta, como en un último exhalo de vida y desesperación.
Sus dientes eran increíblemente blancos en contraste con su carbonizado y oscuro rostro. Era terrorífico.
Verdaderamente la imagen era espantosa.
Pero ella no parecía muy perturbada. Con una mirada dura nos ordenó que la dejáramos sola.
-
Me senté en una silla, la miré. Y lloré
-Sabés mamá?, nunca imaginé este momento.
He pasado y padecido con esta mujer toda mi vida. El hecho de que estuviese carbonizada muerta y tiesa sobre una camilla de hospital no me iba sacar mi momento.
Pase casi toda mi vida tratando de convertirme en la hija perfecta, de estar entre sus más grandes logros.
Busqué su opinión siempre, y su critica fue mi fe en la vida.
Busqué la aprobación que siempre necesité.
Me desviví porque mi familia, mi marido, mis hijos, mi carrera, todo, fuesen como ella quería.
Me propuse concretar los proyectos que ella hubiese querido concretar.
Me consumió la vida.
Juro que no me di cuenta que poco a poco me iba pareciendo a ella.
Quise ver en el fondo de todos mis logros, su cara,
con esa sonrisa tan suya, tan sin despegar los labios, esa curva de animal salvaje con ojos entrecerrados que significaban: "buen trabajo, nena".
-Me arruinaste la vida
Intenté por todos los medios que fueses feliz.
Intenté por todos los medios ser tu felicidad.
-Pero, ¿Sabés cuando realmente me preocupe mamá? Cuando me di cuenta que habías hecho bien tu trabajo.
Yo ya era tu nena y ya le había hecho a mi vida los adornos mas indecorosos e irreversibles que hay.
-Pero ya podes irte, no necesito más nada de vos.
Me paré, me acomodé la cartera y me sequé las lágrimas de la cara.
Miré la puerta de la sala y sonreí.
Sabía que después de esa puerta estaban los errores, las presiones, las culpas.
Sabía que estaba la vida ahí afuera.
Pero iba a ser mía y de nadie más.
Besé su frente y crucé la puerta.
-
-Hola, hola?...Señora R., está?...hola?...Mire, soy el Doctor. Sé que no tiene por que estar en su casa si salió hace poco tiempo del hospital. Por otro lado me alegra que tenga contestador telefónico. Magnificas noticias.
Puede considerarse afortunada. Su madre es una mujer muy fuerte.
Increíble, como si su visita le hubiese dado fuerzas.
Hace apenas unos minutos recobró la conciencia.
Felicitaciones