tag:blogger.com,1999:blog-64361376797398621082024-03-13T10:46:40.874-07:00I am you .S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.comBlogger15125tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-35541170761973738932010-08-17T09:41:00.000-07:002010-08-17T09:47:24.746-07:00L' Etat Second.<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkec7tkPFBZFjpR-NgSQpS5xPm0FD3heV9rOYWb160rdCuj8VWfFv4pYMFPKr16F_FEGfxaMqzK6pIelqb__4qb3Qydm_8EpESnzXX7tV8CldxJPOvUXajxkPNwCjBYpVHqxfrBdTkx-k/s1600/Dibujo.JPG"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 227px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkec7tkPFBZFjpR-NgSQpS5xPm0FD3heV9rOYWb160rdCuj8VWfFv4pYMFPKr16F_FEGfxaMqzK6pIelqb__4qb3Qydm_8EpESnzXX7tV8CldxJPOvUXajxkPNwCjBYpVHqxfrBdTkx-k/s320/Dibujo.JPG" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5506420211778665906" /></a><br /><br />Un poema de este blog (y autora, por consiguiente) tiene lugar en el número de Agosto de "L' Etat Second".<br />Dejo el link y la alegria para compartir (:<br />http://l-etatsecond.com/letat.html<br /><br />¡Adiós!<br /><br />s.-S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-27364744812840685842010-06-04T21:08:00.000-07:002010-12-23T05:42:23.552-08:00Que deshicieron ojos con otros vuelos.<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPj2iFjXs6izE6HUkpRNt2nB3nG7ridH38SYOf5Dvr5GhMr9bvEZ93dQAwYEvakFORJnz-vRmZH3uf_CEBmcKY78U0IK8IQhbVcoCsbAEmfxwCR8vLldThzHsF9LnFg3YhN5h9BCridRM/s1600/1292823654862_f.jpg"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 226px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjPj2iFjXs6izE6HUkpRNt2nB3nG7ridH38SYOf5Dvr5GhMr9bvEZ93dQAwYEvakFORJnz-vRmZH3uf_CEBmcKY78U0IK8IQhbVcoCsbAEmfxwCR8vLldThzHsF9LnFg3YhN5h9BCridRM/s320/1292823654862_f.jpg" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5553871387372757394" /></a><br /><br />- Ilustración Vero Gatti: http://www.verogatti.com.ar/ -<br /><br />[Julio de 2007]<br /><br />Con el viento, desde el viento, vienen las imágenes calidas, anaranjadas, desde acá se ve como va bajando el sol en esa vereda hecha de piezas y mirábamos, hasta que los ojos se nos pusiesen secos, la caída furtiva del sol.<br />Ahora es otro muelle, en otro río, es otra la razón de la marea (por la marea) y el viento viene desde otras tierras, que vieron otras lunas u otras estrellas, que quemaron su piel con otros soles, que deshicieron ojos con otros vuelos.<br /><br />En otro lugar, en otro tiempo que ya no importan, ni sirven, ni vuelven.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-45885039281252924092009-10-11T21:20:00.000-07:002010-06-10T20:17:05.616-07:00Sabrías<span>[Febrero de 2008]</span><br /><br />Sabrías al menos<br />que estoy acá<br />que soy<br />un cúmulo de hojas secas<br />esperando en tu puerta.<br /><br />Sabrías que soy el quejido de esa<br />puerta<br />que soy esa arruga en tu mano cuando estrecha<br />el picaporte de la puerta cuando se abre<br />y lanza el quejido, el chirrido<br /><br />Ese ojal, del tercer botón<br />de la camisa<br />el aire que repta despacio por esa camisa<br />también soy.<br />sabrías que soy ese susurro en la tela cuando <br />roza tu brazo sin quererlo.<br /><br />Sabrías que soy una hebra<br />que soy ese filamento.<br /><br />Soy ese azul, también<br />ese graznido sigiloso<br />arañando tus mejillas de frió matinal.<br /><br />Sabrías que soy el susurro<br />de las sabanas al levantarte<br />ese ruido seseante, estruendoso<br />soy la migaja de algodón<br />en ese roer de almohada<br /><br />esa esquina furiosa.<br />Furiosísima.<br /><br />Soy ese<br />esa<br />ya<br />ahí, soy ahora.<br /><br />Estoy esperando.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com7tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-62821009381866028542009-10-09T13:18:00.000-07:002010-06-11T08:32:40.001-07:00Nos.<span>[Sin Fecha]</span><br /><br />Porque odiamos.<br />Porque, odiamos.<br />Odiamos, por.<br />¿Qué odiamos?<br />Por odiarnos, ¿qué?<br />Odiamos que por<br />Odiaqué por mos<br />Mos qué odiapor.<br />Odia por.<br />Mos<br />Nos.<br /><br /><br />¿Por qué nos odiamos?<br />.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-45923400534257290022009-08-11T22:12:00.001-07:002010-06-11T08:32:04.119-07:00Estrategia Urbana<span>[Agosto de 2009]</span><br /><br />El dedo índice marca la hoja que venía leyendo antes de entrar en la estación. No me gustán los señaladores, uno emplea más energía en evitar perderlos, en cuidarlos.<br />La terminal parece un hangar interminable de trenes y ruidos, gente apurada, todos corren, maldicen. Blasfeman. Enemigos, todos, salvo momentáneos aliados. Son momentos tensos en los cuales a veces hay que admitir que no siempre se tiene el control y hay que transferir un poco a otro individuo.<br />El tren sale 18:28, suelen abrir las puertas 18:18, llego 18:13 manejando el dato de que quienes salen del trabajo a las 18:00, y se encuentran en las cercanías a un radio menor de un kilómetro a la redonda, ya están haciendo fila frente a la puerta a la cual hayan elegido entrar en los próximos cinco minutos.<br /><br /><br /><br />Por lo general la gente es imbécil y no hace una buena elección. Las puertas cercanas a la entrada están repletas de personas, cuando ya hay más de quince en la fila para una puerta, esa fila no vale la pena. Cada puerta dirige a la mitad de un vagón, cada vagón tiene 8 conjuntos de 4 asientos, 32 en total , es decir, cada mitad de vagón tiene 16. Las filas de las primeras puertas tiene alrededor de 30 personas esperando.<br />¿Con que objeto el individuo número 19 o 23 o 35 está ahí parado sabiendo que no va a poder sentarse? Es ridículo.<br /><br />El secreto está en las últimas puertas, cercanas al furgón<br />No hace falta que la gente que se encuentra en esta instancia tenga el coeficiente intelectual elevado de manera sobresaliente como para darse cuenta que las filas del final no sobrepasan las 4 o 5 personas, pero al menos así parece.<br />En 5 minutos abren las puertas, te aseguras un asiento al lado de la ventana, sacás el índice de la página y leés y viajás y dormís y listo. Y los imbéciles agolpados en los primeros vagones, parece imposible de creer.<br /><br />Claro que no siempre resulta así.<br />No siempre todo es sencillo, en esos momentos hay que transferir el liderazgo a otras personas.<br />Ocurre que hay tardes en que el hangar está repleto, y hasta en el último vagón, las filas sobrepasan las 12 o 14 personas.<br />No queda más que transferir las esperanzas al primero de la fila, es precioso que sea sagaz, ágil, que esté atento a la apertura de puertas, que no deje que ninguna mujer mayor o habilidosos hombres de mediana edad con acechantes portafolios se interpongan en nuestra fila.<br />Son momentos de tensión, impotencia, no se puede hacer nada, quizá en un puesto 2, 4 se tiene algo de influencia, pero en un puesto 14 no se tiene nada que hacer, sólo esperar.<br />Muchas veces el líder es débil, distraído, mirá el celular, ¡imbécil! ¡El puesto uno!<br />Es increíble.<br />En casos como este, incluso estando en el último vagón, no se obtiene un asiento.<br />Estando ahí, sólo queda especular. Siempre es más inteligente posicionarse entre medio de una serie de cuatro asientos así se tienen el doble de posibilidades. Si el medio está ocupado hay que apostar.<br /><br />Derecho o izquierda. Qué problema.<br />Las pautas a seguir son: si alguien se duerme enseguida o ya lo está o se dispone a, esa persona no vale, si lee el diario con detenimiento, tampoco, un libro tampoco, si estudia tampoco. Acciones en las que se requiera una serie limitada de movimientos, dato certero de que esa persona no abandonará rápidamente el asiento, no sirven para apostar.<br /><br />Las personas que cuentan son: aquellas que leen rápido el diario, mujeres que se maquillan y/o perfuman, gente que mira el reloj, gente que está agarrando la cartera o el bolso, las monedas, gente que está abrigándose en invierno, si hay aire acondicionado, desabrigándose en verano.<br /><br />Todas las personas paradas son enemigos.<br />Importante: en nadie se puede confiar, en los hombres mientras va acrecentando su edad menos todavía, nadie otorgará un asiento al liberarse (por más que en alguna ocasiones esto ocurra, es una impertinencia tenerlo en cuenta a la hora de planificar estrategias). Las mujeres jóvenes son el peor enemigo.<br />Recuerde, el pasajero parado, es su enemigo.<br />Resulta de importancia este momento, cuando uno especula o apuesta sobre un pasajero que abandonara rápido el asiento está haciendo un voto de confianza, a veces pasan 2,3,6 estaciones y su apuesta falla. Suele ocurrir que uno apuesta a personas sin el menor sentido común y allí su apuesta falla: hay mujeres que se perfuman 11 estaciones antes de abandonar el asiento. No tiene lógica alguna, esa mujer estropea nuestra apuesta, hay gente que lee rápido producto de la ansiedad o de que no le interesa nada de puro imbécil que es.<br /><br /><br />Cuando alguien en quien usted confió no abandona el asiento, los rieles parecen silenciarse, el tren parece ralentizarse, las sensaciones se tornan puntiagudas, los músculos se suavizan, los puños se cierran, es una crisis muy fuerte…en ese mismo instante imagino que agarro de la cabeza a mi apuesta, y la golpeó violentamente contra la ventana o el respaldo de la silla, 10, 20, 35 veces. 48 veces. Hasta sentir su sangre infradotada caliente en mi labios, en su sweater celeste que se va tiñendo de rojo, la sangre inunda hebra a hebra los filamentos de oficinista.<br />Luego el tiempo real se reanuda, mi apuesta sigue intacta mirando el techo, y yo me siento mejor.<br /><br /><br />Hay que tener en cuenta que si el un asiento de una de las personas apostadas se vacía, gente de sus laterales intentará aprovecharse de sus derechos. Eso sí, si son hombres jóvenes ofrézcales el asiento sonriente, es una formalidad: jamás lo aceptaran.<br />Sino sea rápido y tomé lo que le corresponde. No deje que nadie arruiné sus planes<br />Lo logré, lo lograste, el asiento al lado de la ventana, el índice destraba la hoja, los muslos se aplastan.<br />La persona de al lado duerme con la boca entreabierta. Una mera formalidad, un festejo: ¿Por qué no acompañarla?<br />Te dormís.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-91058986946327284922009-08-08T00:22:00.000-07:002010-06-11T08:31:29.236-07:00Puede más<span>[Julio de 2009]</span><br /><br />Los brazos van al costado, las palmas miran hacia arriba (qué mentira es en este momento decir “arriba”, pero me da la espalda, finge no mirarme mientras su ojo repta como un lente fotográfico por el rabillo y me espía). El suave trote hace que los dedos se golpeen suavemente contra la palma, el cierre del buzo está subido hasta el tope, lastima un poco el cuello, hace un sonido agudo muy chico, muy corto, muy acá.<br />El silencio es meramente formal: las zapatillas arrastran el fino polvo de las calles, parece una intermitencia o un rasguido o polvo bajo unas zapatillas viejas de correr que ya no sirven ni para eso.<br />Esta anocheciendo, el cielo se ha estado deshaciendo en breves instantáneas que no tienen nada que ver con esto, trataré de decirlo rápido porque me aburre: ese azul de manera celeste no sé bien porque es ya un naranja tímido que casi se ha estado cayendo, se fue derritiendo, cada vez que esta más cerca de la vereda se le antoja ser violeta y un violeta más fuerte cada vez y más y más. Cuando ya es negro, yo sigo corriendo.<br /><br />Cada impacto inicia una corriente de vibración que llega hasta la rodilla y vuelve, la plantas de los pies hechas por piezas mal acomodadas, se van desarreglando mientras fallan.(o lo que falla es, es mentira decir ‘falla’, falla como una maquina en desuso, como un movimiento mal hecho: iba a tomarte del brazo y de repente mis dedos se cerraron en el aire. Ya no estabas. Fallé)<br /><br />Detrás de las rejas está el caballo, sus músculos, agua.<br />Siento que un momento se aplana hasta tocarme y nos toma por igual, su fina piel, su suave terciopelo gris adherido a la carne, leves oleadas de montículos de grasa y tendones van re acomodándose al galopar sumiso del caballo, sumiso de la noche.<br /><br />(un canal: Las palmas vueltas hacia arriba, el rabillo del ojo, el orgullo predeterminado, la espera inclemente, los músculos agua, un suspiro entrecortado, la descomposición de todos los días, mía.)<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />Detrás de la reja también una cámara se acerca al caballo, en una especie de móvil que va filmando su galope, se desliza sin dificultades a una velocidad cómoda.<br />En su casa los televidentes podrán ver sus músculos, su cansancio, su galope, su entrega, una publicidad de cigarrillos con una chica rubia, la fina línea de mugre, una burbuja de sangre explota cerca de su oreja, podrían verlo moribundo, podrán verlo morir, incluso elegir cómo.<br />Pero cambian de canal, ya es aburrido ver siempre lo mismo. No se le ocurre nada a nadie<br />Continúo corriendo.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-34276506911859822952009-07-22T21:37:00.000-07:002010-06-11T08:31:09.389-07:00De una foto<span>[Octubre 2008]</span><br /><br />No es porque es un día soleado, eso siempre me dio igual, sabés, sabés donde duermo. Acá al lado es siempre lo mismo, mientras deshace un pliegue de la sábana con el pie, lo dice. El sol, atravesando filosamente la ventana, o como mil manos bailando, abrazándose, delante de mis parpados. El agua arrastrándose, clamando, sobre la ventana, o haciendo el ruido de mil personas aplaudiendo en un teatro, las gotas. Me está tocando.<br />Pensé que estaba durmiendo, en las sabanas tensas, mientras giraba en la oscuridad. Pero estoy entrando al mar, esto es cierto.<br />Apenas estoy abriendo los ojos cuando los pies se hunden en la arena húmeda, un poco fría porque apenas amaneció hace un rato. Hay olor a sal, el sol es debil, brilla entre las piedras con esfuerzo. Pero falta solo; girar apenas el cuello a un costado, la piel se tensa, se tensa, el hombro esta seco, vibra apenas, se estremece si el viento le acaria la piel. Ni hace falta tocarlo, el sol lo hace, desde la premura, agita suavemente las hojas, el calor se curva suavemente.<br /><br />[alguna vez, en la inmensidad:<br />Te llena lo pulmones, los cubre de aire, el pecho crece, renovado, te llena la garganta, te hace respirar. Respirar. Respirar. Vomitar aire. Ahora es cuando una distancia por más larga que sea se termina acá. No se pueden cerrar los ojos ante eso, el cielo está donde no se mire y sé]<br /><br />Me está tocando.<br /><br />[que las nubes hablan, susurran, se tocan, van deslizándose, están haciendo ruido en un silencio espumoso. Estoy acá y puedo ver todo ese ruido, siento que puedo]<br />Tocar<br /><br />Apenas estoy entrando al mar y ya está tocando mis pies. El agua está tibia.<br />[van deslizándose]<br />Y ya siento que voy perdiendo partes secas de mí y voy perdiéndome y cada vez estoy más adentro<br />[escucho el silencio]<br />Y más adentro [más adentró]<br />Y parecía que seguía en la cama, que miraba con asco las gotas de lluvia que morían en la ventana, que no me quería levantar y yo estoy en la lluvia, yo soy, caminando en el mar, oyendo las olas, siendo las olas, ahogándome y salvándome a cada momento [momento] y el viento agitaba las hojas en otro lugar, la protesta del viento, mis manos con arena y sal y no es necesario ya mantenerse en pie, solo cuenta dejarse a.<br /><br /><br /><br /><br /><br /><br /><br />es indecible, emociona lo impalpable que es. En este momento las palabras tienden, se van a acercando, cercando con indulgente maldad, timidamente a armar alguna forma débil, masas sin forma, alguna manera absolutamente enclenque, enferma desde el principio, que cubre de costra rugosa, incorrosible lo que se oía en ese momento. Quizá el ruido de agua, pastosa, ondulando bajo la espalda, castañeando, repiqueteando .Porque se ha puesto a llover y nadie puedo impedirlo- y yo impávida levanté el cuello y recibí de lleno todo esa agua del cielo a mi agua y fue un festival de ruidos acuáticos y mientras reía, la lluvia en mi boca y cuando abría los ojos,<br /><br /><br />el cielo y su ruido de viento que nadie cree, de llenar pulmones, ruido de ensanchar el pecho. Yo siento que este ruido es lo tangible, este ruido de cielo<br /><br /><br />[Es lo que puedo tocar]S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-38296843703311887482009-07-15T23:38:00.000-07:002010-06-11T08:30:41.104-07:00Manifiesto de mañana<span>[Julio de 2007]</span><br /><br />No está claro para nadie si fue el olor como a cedro y jazmines chamuscados del sol sobre la madera de las persianas o el ruido de los azahares del patio cuando florecían, pero se levanto a las ocho treinta y siete de la mañana como si efectivamente algo floreciera en ella. O se quemara. Y puso un pie izquierdo en el mosaico frío y después, casi al mismo tiempo, fue pasando poco a poco el peso de la mitad izquierda de su cuerpo, todavía en la cama, hacia el pie apoyado en el piso. A continuación repitió la misma operación con el pie derecho y la respectiva mitad del cuerpo. Sentada en la cama, encorvada, se ordeno el pelo para despejarse la mirada pero apenas veía el brillo del muslo de una de sus piernas y un mechón rebelde que había escapado a la imposición de alojarse detrás de la oreja. Se levanto, la cama se elevo esponjosamente unos milímetros. Tambaleando un poco, pasaba el peso de los talones a las puntas, hasta que consiguió el equilibrio. Eso duro de uno a dos segundos.<br />Abrió las persianas, estas largaron alaridos como si les doliera dejar pasar el sol por sus partes viejas, roídas por el tiempo, sacudidas por el viento y descoloridas por el sol.<br />Los rayos se le agolparon sobre los ojos y los tuvo que cerrar como si le picaran.<br />-<br />Por esa época tomo la costumbre de agarrarse una mano con la otra y apretárselas hasta que se pusieran blancas, se concentraba en el frenético deshacer entre dedos de sus manos. Vista desde afuera parecía estar haciendo algo o buscando algo entre sus venas o en la carne de sus manos. Visto desde adentro no sabía que tenía que hacer o donde tenía que buscar.<br />-<br />Era por su pijama, o por su mechón rebelde sobre su frente pero estaba de pétalos caídos, los ojos los tenía como el ruido de romper una tela. Tenía las manos viejas como papeles amarillos que se habían doblado una veintena de veces sobre si mismo para trabar la puerta de la sala. Ella trababa la puerta de la sala con cada una al lado de su cuerpo prendidas de unos brazos flojos como la brisa que sale de abrir la ventana.<br />Estaba enojada, yo sé, como ella miraba los azulejos celestes del baño nadie miro a nadie que odiase tanto como ella miraba los azulejos celestes del baño esta es mi forma de estar triste, no ves, que me enojo con un pobre azulejo, porque no tengo razón para estar enojado con el. En el fondo mira esos azulejos con una ausencia que yo no sé si es enojo o no ves que estoy vacía por dentro, que me miro al espejo y no entiendo para que levante la persiana si la hice llorar, para que trabo mis dedos, para que los doblo para trabar la puerta de la sala, si lo que quiero es llorar. Quiero sacar agua de mis ojos para pesar menos, quiero nublarme la vista, quiero que me digas, que me señales, pero me enojo con el pobre azulejo. Lo odio, lo detesto, lo aborrezco. Pero yo en realidad quiero llorar.<br />-<br />Mamá decía que cuando nos vemos en el espejo al levantarnos es distinto a mirarse en cualquier otro momento del día. Yo pienso que la ponía triste ser la misma de ayer.<br />-<br />Calidez breve, suave, subiendo como un cosquilleo por debajo de la nariz, mezclada con la calidez innata del alivio, de la liviandad, un diminuto temblor del labio inferior, mientras la calidez ya se manifiesta en un color bordó en las mejillas.<br />La calidez que quema, el labio tiembla, el pecho se hunde por el peso de esa liviandad que alivia y esa primera lagrima que rueda sobre la mejilla para apagar el fuego de estas que se sonrojan, dejando un sendero de seda rosada.<br />-<br /><br /><br /><br /><br />Sí, dale, háblame que cuando lloro te escucho lo mismo.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-57069327113224276432008-08-10T00:02:00.000-07:002010-06-11T08:30:24.876-07:00Si hay, es<span>[Agosto 2008]</span><br /><br />La luz prendida y entré.<br /><br /><br />La hoja de la puerta, revela la luz.<br />Hay música<br />algún compás que no interesa, roto por<br />los muebles<br />por el aire liviano<br />por la funcionalidad que carga<br />simplemente ambientiza la habitación<br />(habitaciona el ambiente).<br />Y está ahí por eso<br />(por ellos)<br />La música le da un lugar a lo que está pasando<br />un espacio<br />un tiempo.<br />Si hay música<br />es.<br /><br />En alguna parte está escrito que ella entra<br />cuando la luz está prendida<br />son dos o tres los latidos fuertes<br />y después<br />normal.<br />Son uno o dos<br />los pasos<br />una taza en la mesa<br />un poco de té frió<br />(por la taza, lo supe)<br />la cerámica fría<br />como se siente el frío<br />primero un pinchazo<br />y<br />luego la afirmación de que es frío<br />realmente.<br />Porque a la primera impresión<br />el frío y el calor<br />son igual<br />(dan igual)<br />de extremos, y agresivos<br />son directos<br />y esto y aquello<br /><br />y como el frío y el calor, son lo mismo a veces.<br /><br />De esto hablamos al final<br />y termino siempre acá<br />Es así, todo el tiempo<br />se abre la puerta<br />ella entra, la taza o el té<br />o estas cosas<br />es lo que siempre está<br />acá.<br /><br />¿Por qué nunca hablo sobre ella?<br />sobre la luz de la habitación<br />sobre el calor de la luz en la mejilla que tanto nos gusta<br />sobre la piel<br />que se pone tensa<br />se clarifica con el espasmo de luz<br />que es débil<br />pero alcanza<br />para emocionar<br />esa piel.<br />Nunca decimos nada sobre si sus pasos eran seguros<br />sobre cuanto tardó la suela en apoyarse<br />cuando dio el primero<br />sobre si toco el picaporte<br />o simplemente apartó la puerta<br />como un obstáculo<br />si lo de la luz pasó<br />antes<br />o después<br />o al mismo tiempo<br />y cuán importante son esas simultaneidades.<br />Y ella.<br /><br />Nunca decimos nada sobre el buzo roto en la manga<br />que parece mordido y está sucio<br />no de algo<br />(de alguien)<br />si no de usarlo<br />y usarlo<br />y usarlo.<br />Nunca decimos si le daba asco vestirlo<br />si lo tiene porque hace frío,<br />si hace frío<br />en la taz<br />en la casa<br />o en el aire<br />o sí siente frío<br />al menos eso.<br />Porque si hace frió<br />o el té está frió<br />No importa, si ella no lo siente.<br />(si no se siente, no es).<br /><br />Nunca hablamos de si se puso triste<br />cuando vio<br />(tocó)<br />que el té estaba frío<br />sobre sí quería tomarlo<br />Nunca hablamos de eso.<br /><br /><br /><br /><br />-<br />Vio la luz prendida, eran las tres y cuarto, entró, un latido, un paso. La manga sucia. Un compás raído, deshecho, fulminado (por ellos). Toma la taza, la cerámica está fría. La pintura roída, el té amarillento. Toma un sorbo.<br /><br /><br />y llora.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-57031557309546491472008-06-25T20:41:00.000-07:002010-06-11T08:30:02.907-07:00Danza en luz mayor<span>[Febrero de 2008]</span><br /><br />El vestido era blanco.<br /><br />Casi al doblar la esquina vio esa gente tan junta frente a la vidriera, venía percibiendo desde antes de verlos que algo poco cotidiano estaba ocurriendo, ya escuchaba los murmullos poco definidos, como cuando pasa un viento muy fino y se alcanzan a escuchar algunas palabras. En realidad no fue eso sólo lo que lo hizo intuir que algo extraño estaba pasando. Antes de doblar la esquina el aire estaba denso, caliente. Las corrientes de palabras parecían adueñarse de todo el espacio, inclusive del aire.<br /><br />¿Por qué recuerdo primero el vestido? supongo que era lo único que “brillaba” a primera vista. Por ejemplo, había un hombre que parecía estar absolutamente en la penumbra, retorcía un sobrero marrón a cuadros, miraba fijo el vidrio que tenía en frente y retorcía el sombrero más y más. Lo único que le brillaban eran los ojos.<br />Parece “un decir”, pero era cierto. En realidad estaba reflejando lo que veía. En los ojos de ese hombre se veía una cantidad de brillos y dibujos blancos que no dejaban de moverse.<br />Era uno entre muchos.<br />Gente que era una masa de sombras, opacados por lo que miraban.<br />Opacados literalmente.<br /><br />Ese aire cargado de murmullos y esa densidad caliente tenía algo de solemne. Lo llamativo en ellos, notó enseguida, era que estaban por la mera coincidencia de su destino, ninguno hablaba más que para sí mismo, ni siquiera se miraban, todas las miradas apuntaban al vidrio que se alzaba frente a ellos.<br />Él llegó a oír alguna plegaria.<br /><br />(No la reconocí en seguida, porque sólo había escuchado hablar de ella, pero había un cartel debajo de su pie derecho con su nombre grabado y me resulto familiar)<br /><br />Cuando estuvo lo suficientemente cerca, notó que lo que había llamado vulgarmente “vidriera” era algo así como una pecera que alcanzaba hasta medio metro por encima de su cabeza.<br /><br />Flotaba inanimada detrás del vidrio, su vestido blanco (tenía ese no sé que de que no era de ella, se notaba que se lo habían puesto después, le quedaba muy bien, era hermoso. Pero no era de ella) ondeaba un poco, pero ella flotaba casi inmóvil salvo por un pequeño balanceo hacia los costados. Tenía el mentón apoyado en el pecho y la cabellera de ondas negras flotaba en varias direcciones. Los pies flotaban a unos centímetros del piso de la pecera, blancos, como toda su piel, era pálida de una forma extraña, era casi verde, como de algas, marina, pálida de agua, como una piedra pulida.<br /><br />Cuando se prendió la primera luz levantó la cabeza y dirigió la mirada al frente.<br />Esa cara pura, despejada, esa mirada vacía y terrible, de algas, esas sombras rectas de marfil.<br />Volvió a mirar el cartel que estaba debajo de su pie.<br />Había muerto esa misma tarde.<br /><br />Se habían rehusado a enterrarla, a dejar de verla.<br />El sistema era sencillo, con las luces bastaba.<br />Cuando se encendió el segundo reflector, comenzó a bailar.<br />Miraba al frente porque las luces estaban ahí, y danzaba con ellas.<br />Su danza era triste, mientras flotaba se ondeaba sutil, con toda elegancia. De hacerse ínfima pasaba a desplegarse casi sin fin y destellar luz y su vestido blanco abarcaba casi toda la pecera con una voluptuosidad infernal. Por momentos ella llegaba a estar tapada por ese enjambre de tela blanca, por esos brazos sigilosos que la envolvían con cada movimiento. A veces se quedaba quieta entre esa tela blanca, y de repente una luz le daba de lleno y con un movimiento reaparecía entre todo ese blanco, formando miles de burbujas. Primero sus ojos y después ella.<br />Juegos de luces y las burbujas, había muchas. Tenía unas chiquitas en las cejas, en el pelo, en todos lados. Su mirada fresca y pasiva no se interrumpía nunca, atravesaba el líquido turquesa, era destructiva, atravesaba el vidrio. Entre las ondas de su pelo negro sentían esa mirada, pinchaba muy agudo en el estomago, un calor que se iba haciendo tibio, todos querían que ella los mire, sin excepción alguna.<br />(yo sé que me miraba a mí, aunque probablemente todos pensáramos lo mismo. Bastaba con observar nuestras miradas extasiadas).<br /><br />(Era de noche cuando me dispuse a ir.<br />Todavía había gente)<br />Esa masa sin identidad, esas sombras satisfechas de nutrir con su debilidad a aquel esplendido apogeo de luces.<br /><br />Yo no estaba seguro de que me estuviera mirando a mí, y cuanto más tiempo pasaba, más sentía flotar esa necesidad. Cada vez me sentí menos, más débil.<br />Ese poder hermoso de hacernos nada.<br />No puedo precisar cómo me sentía cuando me fui.<br />El señor que retorcía el sombrero al lado mío ni se inmutó cuando lo hice, de la misma forma que no lo hizo cuando un haz de tela blanca me dejo ver la mirada de ella por primera vez haciéndome llorar.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-58732802973793308992008-06-12T17:31:00.001-07:002010-06-11T08:29:25.667-07:00La nena de Mamá<span>[Noviembre 2006]</span><br /><br />Estaba muerta.<br />Ya habíamos puesto en claro que no había nada más por hacer.<br />La mujer había sufrido quemaduras muy severas. Entre las sirenas de la ambulancia y los gritos de desesperación habíamos intentado salvarle la vida.<br />Pero el fuego le había ocasionado una intoxicación cercana a un envenenamiento y le había deformado la cara y el cuerpo al punto que era completamente irreconocible.<br />Indicios como la edad y una mancha de nacimiento habían ayudado a confirmar su identidad.<br />Entrada la noche, llegó su hija.<br />-<br />Empecé a buscar después de enterarme del accidente en el aeropuerto, había salido en los diarios y los noticieros. Había miles de heridos y centenares de muertos. Yo estaba segura de que mamá había tomado ese avión y fui a buscar en los hospitales.<br />Cuando la encontré, ya estaba sin vida.<br />Me habían conducido por varios pasillos hasta llegar a ella.<br />Yacía en una camilla, tapada completamente con una etiqueta en su muñeca que revelaba su identidad. Pareció que algunos datos que di sirvieron para determinar que ella era quien era, ya que me aseguraron que no era para nada recomendable que la viera.<br />Su rostro estaba "destruido" me aseguraron.<br />-<br />Ella pidió que la dejáramos un rato a solas con su madre. A mi no me parecía conveniente<br />Luego de insistir le permitimos entrar en la sala.<br />Lo primero que hizo fue destaparle la cara.<br />Su rostro estaba carbonizado y consumido por el fuego.<br />Habíamos tenido la gentileza de cerrar sus ojos, pero su boca estaba entreabierta, como en un último exhalo de vida y desesperación.<br />Sus dientes eran increíblemente blancos en contraste con su carbonizado y oscuro rostro. Era terrorífico.<br />Verdaderamente la imagen era espantosa.<br />Pero ella no parecía muy perturbada. Con una mirada dura nos ordenó que la dejáramos sola.<br />-<br />Me senté en una silla, la miré. Y lloré<br />-Sabés mamá?, nunca imaginé este momento.<br />He pasado y padecido con esta mujer toda mi vida. El hecho de que estuviese carbonizada muerta y tiesa sobre una camilla de hospital no me iba sacar mi momento.<br />Pase casi toda mi vida tratando de convertirme en la hija perfecta, de estar entre sus más grandes logros.<br />Busqué su opinión siempre, y su critica fue mi fe en la vida.<br />Busqué la aprobación que siempre necesité.<br />Me desviví porque mi familia, mi marido, mis hijos, mi carrera, todo, fuesen como ella quería.<br />Me propuse concretar los proyectos que ella hubiese querido concretar.<br />Me consumió la vida.<br />Juro que no me di cuenta que poco a poco me iba pareciendo a ella.<br />Quise ver en el fondo de todos mis logros, su cara,<br />con esa sonrisa tan suya, tan sin despegar los labios, esa curva de animal salvaje con ojos entrecerrados que significaban: "buen trabajo, nena".<br />-Me arruinaste la vida<br />Intenté por todos los medios que fueses feliz.<br />Intenté por todos los medios ser tu felicidad.<br />-Pero, ¿Sabés cuando realmente me preocupe mamá? Cuando me di cuenta que habías hecho bien tu trabajo.<br />Yo ya era tu nena y ya le había hecho a mi vida los adornos mas indecorosos e irreversibles que hay.<br />-Pero ya podes irte, no necesito más nada de vos.<br />Me paré, me acomodé la cartera y me sequé las lágrimas de la cara.<br />Miré la puerta de la sala y sonreí.<br />Sabía que después de esa puerta estaban los errores, las presiones, las culpas.<br />Sabía que estaba la vida ahí afuera.<br />Pero iba a ser mía y de nadie más.<br />Besé su frente y crucé la puerta.<br />-<br />-Hola, hola?...Señora R., está?...hola?...Mire, soy el Doctor. Sé que no tiene por que estar en su casa si salió hace poco tiempo del hospital. Por otro lado me alegra que tenga contestador telefónico. Magnificas noticias.<br />Puede considerarse afortunada. Su madre es una mujer muy fuerte.<br />Increíble, como si su visita le hubiese dado fuerzas.<br />Hace apenas unos minutos recobró la conciencia.<br />FelicitacionesS.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.comtag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-66716118430831289242008-05-26T20:10:00.000-07:002010-06-11T08:28:56.598-07:00Una chica, sobre un lago<span>[Agosto de 2008]</span><br /><br />Una vuelta y otra sabana y una pierna sobre otra pierna y qué es ese ruido?<br />El calor.<br />La tibieza de las sabanas.<br />Los ojos tan despiertos, tan sin esa humedad en los ojos que tienen sueño, tan enfocados, tan avisados como tantas otras noches que la insomnia había venido a tocarme el hombro, tan parca, y yo me volvía y ella me decía : "qué es ese ruido que hay en tu cabeza?"<br />Se tambaleó, cuando me quisé levantar y corrí en busca de esa remera, rápido, porque viene el frío y el frío es como muchas agujas cuando es de noche.<br />El velador tirado en el piso, siempre en el paso está ese velador, hay que cambiarlo de lugar, hay que, ay, ahí, siempre esos dilemas nocturnos en vez de deberes cuando es de noche, parecen tumores insacrificables, parecen pesadillas. Ay ese velador ahí tirado. Hay.<br />-<br />Y la luz nocturna de desmayaba de lleno en mis muslos, en una mitad de mi torso, en mi remera que casi tenía pegada al cuerpo, la luz azul que se filtraba en la casa, parecía irradiada de él mismo, en la mitad de la cara que la recibía , esa luz de lunas suavizaba mis gestos, me hacía más calmo, como todo lo que pertenece a la noche. Menos el frío.<br />La escalera. Primero la luz. Prendí la luz. Estaba todo oscuro y se ilumina. Ese interruptor (se vuelve a iluminar) que está tan amarillento(oscuro de nuevo) que está sobre una plancha de plástico que pende de un tornillo (iluminado) de un tornillo digo (oscuro) pende como una chica sobre un lago pendiendo de una soga que pende (iluminado) como una mosca pendiendo de una telaraña (oscuro) ese interruptor, lo golpea irritado, que anda tan mal, la luz titilaba. Pende de un tornillo, decía.<br />Iluminado de nuevo.<br />-<br />Bajó un escalón más. La luz seguía relampagueando y ese crack de la madera enmohecida, que gritó no sé sabe bien si de placer o de dolor porque se tornaban tan confusas las sensaciones con ese mirada claroscura y plaf una gota y otra y otra la canilla de la cocina que goteaba y él quería tanto estar en su cama y sufrir tranquilo ese insomnio, ese enrevesamiento de sabanas y esa mirada fija en el techo, pero no, porque no, porque una y la otra y la una, la una y la otra y una y ese compás, esa constancia de las gotas, miralas, tan tenaces y yo sentía que me sonaban adentro de la cabeza, que caía una a una sobre mi cerebro, resbalaban por mis neuronas, inundaban mis sesos, me chorreaba por el craneo, cada gota de esas, y quizá de ahí irradiaba yo toda esa luz azul que creía nocturna y no es posible que esto me esté pasando, voy a enloquecer, alguien prendió la televisión, yo bajo por la escalera y siente, digo, siento como se me va acercando el sonido, ya parece que me toca, que me mete dedos por los ojos, ese sonido de interferencia,de shhhh, me dice "sh". Barras grises, de distintos tonos grises, no se ve nada además de eso, las imagenes parecen haber cedido el paso a los sonidos, y una gota y otra gota, y esa luz que tintineaba, titilaban, que desconocian, mis pupilas, las veia vibrar ante mí, y yo que quería tanto estar ahí en mi cama tirado, escuchando el sonido de mis pensamientos solamente, acosado, abusado, toqueteado por la insomnia, quise gritar, me agarré la cabeza, yo bajaba por la escalera y las rayas filtradas por las rejas de la ventana, subían, subían por mi cuerpo, esa luz azul apuntaban las líneas de mi frente, fruncidas. Y yo quise gritar.<br />Quise tanto gritar, quise tanto decir, estoy, estoy desesperado, quiero agua. El agua que está en mi cabeza.<br />Quiero.<br />Quiero hacer sentir a otros esto mismo.<br />Quiero ser terror.<br />Yo tiemblo y quiero ese escozor en tus venas.<br /><br />Grito.<br />Quiero hacerte gritar.<br />(silencio)<br />Oscuro de nuevo.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-18813319204987919492008-05-24T18:42:00.001-07:002010-06-11T08:28:36.192-07:00Taza Dorada<span>[Abril de 2007]</span><br /><br />Se me antoja una metáfora. Cómo a veces una comparación tan estúpida como el sol y una moneda de oro es capaz de convertir una imagen en un objeto tan cercano y frío a la piel, el sol convertido en monedas que tintinean entre los dedos, inexplicable. Pero no es el tema que preocupa en este momento. No hoy.<br />-<br />A ver, algo bien estúpido como las monedas y el sol. Supongamos que elijo una taza de porcelana. No una porcelana cualquiera, una vieja. Una porcelana que solía ser blanca y ahora es amarilla. Despreciablemente pequeña, lo único que esa taza podía inspirar era gracia. Tan chiquita, amarilla, frágil. Tonta. Una taza tonta.<br />Pero frágil. Y de porcelana, nena. No toqués con esos dedos con chocolate. Pegajosos. Lavate la manos, no seas roñosa. Nena tonta. 2 y 2 son 4 y esa taza no se toca.<br />Se cae y se rompe. Y si se rompe…<br />Y si se rompe. Nadie sabe para que está la taza en el estante más lindo, el estante que chupa su nombre: "ElestantedelaTaza". No toques.<br />La taza es vieja, es amarilla. Estúpidamente la taza no sirve de taza. No se le vio nunca asomar el vapor de un café, café, nena estás loca no ves que se tiñe la porcelana. Finísima. Anda a lavarte las manos. Tonta .Nena tonta. Taza tonta. Nena sucia. Taza sucia. Manos sucias. Anda a lavarte las manos.<br />-<br />La tía dormía, había terminado la novela de las dos, el rayo de sol le caía justo en los ojos, y balbuceaba palabras de ensueños indescifrables.<br />Mamá estaba en la calle. Siempre estaba en la calle, abría la puerta y cuando estaba apuntodecerrarla decía, siempre más rápido, "shavengo" así lo decía, rápido, apuradita para que no le entendamos.<br />-<br />Arrastré el banquito hasta el modular, hasta que golpeó suavecito contra el mueble. Suavecito como un suspiro corto. Me saqué las zapatillas embarradas para subirme y ya empecé a escuchar el ruido. Un ruido suavecito. Muy frío, muy metálico. Cuando ya estaba arriba lo escuché muy claro, el ruido metálico, armónico. Agarré la taza. La taza tonta. La nena tonta .La nena santa. La taza santa: Agarre la santa taza. La que nadie tocaba, ensuciaba, miraba. La agarré con los cinco dedos y el ruido metálico me golpeaba los oídos. El ruido de resplandor dorado. Y la tuve bien cerca. Tan cerca de mí como está cerca el dos del dos cuando dos y dos son cuatro. Y comprobé lo que siempre había pensado de la taza. Era una taza tonta. Taza fea. Nena fea. Nena dorada. Taza dorada. Las monedas cada vez más fuerte. Frías, metalosas, tintinearon. Monedas doradas. Nena de oro. Nena de sol. Nena sin sol.<br />Y todo negro. Como un pequeño suspiro.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-42654139690221150552008-05-21T18:55:00.000-07:002010-06-11T08:28:00.576-07:00Laberinto de brazos<span>[Junio de 2007]</span><br /><br /><span style="color:#33cc00;">I<br /></span>Un ruido.<br />Se pincha, se rompe<br />la membrana pegajosa y húmeda que es la piel<br />adentro del ser<br />dentro de los tubos rugosos que son las venas.<br />En el fin<br />se sabe<br />todo comienza por la parte podrida.<br />Late<br />se dilata<br />se amontona<br />se apila<br />se amasa<br />explota, burbujea<br />se derrite<br />y empieza a fluir, a arrastrarse por la venas rosadas<br />gomosas, de goma, ruidosas.<br />La sangre hace ruido.<br /><br /><span style="color:#33cc00;">II</span><br />Inhala con esfuerzo por el hoyo que es su boca abierta<br />el aire rasposo, que igual de rasposo y resignado<br />sale cuando exhala<br />ese aire que despoja<br />que no deja más que un resabio en su ser<br />de una inútil y fugaz visita a su devastado y<br />demacrado envase.<br />Aire inútil, temeroso, vidrioso<br />afilado<br />imposibilitado de salvar a la criatura salvaje<br />en que se ha convertido el ser<br />taciturna, delineada de necesidades<br />por debajo de los ojos<br />o a la mitad del brazo.<br />Se resguarda en la noche<br />en el pantano infinito que ahoga temores<br />hundido hasta las cejas<br /><br /><span style="color:#33cc00;">III<br /></span>La circulación es la que en cada inspiración<br />se acelera<br />y mares espesos de sangre inservible intentan<br />recuperar la parte raída del cuerpo.<br />La parte podrida, vieja, dilapidada, gastada.<br />Sentenciada.<br />Átomos mueren segundo a segundo cegados por el placer del final.<br />En el centro mismo del desasosiego<br />se iluminan un instante antes de morir cuando<br />un hilo de sangre negra les fulmina el corazón.<br />La angustia, comprime las paredes.<br /><br /><span style="color:#33cc00;">IV</span><br />Luego el dolor concreto<br />palpable, como si un dedo invisible con furia le señalase el pecho<br />hasta hacerle doler<br />y si como<br />un instante después, una sutil calidez que quema<br />flotase a un milímetro del pecho<br />para luego desaparecer.<br /><br /><span style="color:#33cc00;">V</span><br />Los hilos, hilitos de baba rosada que salen por su boca<br />Testifican por primera vez las partes muertas del cuerpo.<br />La ansiedad se trasmite por<br />el líquido rojo con la furia y la rapidez<br />de una corriente eléctrica<br />leves temblores anuncian el inevitable desenlace<br />las rendijas por el frío azuladas<br />exhalan respiraciones carcomidas que salen en suspiros fatigosos.<br />Sedimentos.<br />El alma<br />o el corazón<br />o lo que debería estar en su lugar<br />o una caja de madera con una luz estroboscópica<br />sufre.<br />Sus tubos rugosos, repletos de<br />el almíbar negro de lento caminar,<br />se agolpan contra la sedosa piel transparente,<br />y con cada latido, más se arraiga el sufrimiento.<br /><br /><span style="color:#33cc00;">VI</span><br />Criatura del pantano<br />débil y sucia luz nocturna<br />despótico ser de final<br />en esa caja de madera oís las transacciones<br />primero húmedas<br />luego rugosas<br />y por último sedosas<br />de la corriente de aire enfermo.<br />Como pisadas pesadas en un corredor desierto<br />oís el rumor frecuente, sombrío y acompasado de la sangre infectada.<br />Se sabe que el pasillo termina<br />y los caminos se abren<br />y vuelven a cerrarse<br />en un infinito laberinto de brazos de carne que<br />se enredan, por los dedos<br />se agarran con las uñas.<br />Finalmente todos los caminos se unen en el final.<br />Todo empieza para terminar<br />con un débil<br />pero visible destello de oscuridad<br />en la parte podrida<br />y más insignificante del ser.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6436137679739862108.post-84687279040466119492008-05-21T07:42:00.000-07:002009-12-02T18:11:07.203-08:00Sangre[abril 2008]<br /><br />El Silencio se hacía.<br />El primer “tac” del golpe del taco de su zapato color chocolate, apaleaba el último arañazo de un pupitre que termina de desperezarse por completo allá en el fondo.<br />Nos llamaba la atención lo frío, lo helado en sus ojos.<br />Las bolsas, que a cada palabra parecían caer más, enmarcaban unos globos oculares color beige inyectados en sangre que dejaban asomar unas tímidas pupilas verde oscuro.<br />Como sangre en esos ojos, no vimos en otros. Decenas de venas minusculas cargadas de sangre.<br />La boca era una línea. Apenas al costado se entreabría un tajo para comunicar los enunciados que correspondían al día de la fecha en tono monocorde y glacial.<br />Cierta vez aconteció un hecho traumático en sí mismo: La línea se deformó ondulante, se sacudió en una brevedad mortuoria, en un suspiro intrínseco. Asomó una sombra vieja, putrefacta, una fotografía en blanco y negro, mohosa, un estertor diabólico de una sonrisa.<br />Cuantos estuvimos ahí, todavía no borramos del pecho la mueca de espanto.<br /><br />Arrastraba su pesado y a la vez frágil cuerpo de una punta a la otra del pizarrón. Escribía casi sin mirar y se trasladaba en la misma masa densa de silencio como sí ignorara que dicha duración era producto de la estupefacción de los pasivos interlocutores de ver semejante ejemplar sangriento desplazándose por la habitación.<br /><br />Algunas veces alguien tosía, carraspeaba o cambiaba de posición y cuando esas eventualidades acontecían era, al menos, notable la forma ruidosa en que explotaba la burbuja de silencio.<br /><br />A veces alguien hablaba, alguien preguntaba alguna cosa al profesor.<br /><br />Él interrumpía su caminata hacia uno de los lados del pizarrón con evidentes, modorrazas señas de no ser algo premeditado en la planificación del día. Una especie de tropezón lento.<br />Y tomaba entre sus dos manazas la tiza con los dedos llenos del polvo.<br />El ser pesado se hacia mas pesado, se replegaba en su fragilidad.<br />Y miraba.<br />Y miraba con su mirada de bolsas y sangre y nada.<br />Era triste ver como semejante fortaleza, se refugiaba apretando una tiza entre los dedos, mirando algún punto en el vació, mientras pensaba que descongelarse para la cena en la noche.<br />Por lo general balbuceaba alguna cosa que no respondía a la pregunta.<br /><br /><br />Le llenaba de sangre a uno el corazón.S.-http://www.blogger.com/profile/00113167895489793971noreply@blogger.com1